viernes, agosto 26, 2005

Sin título

A falta de inspiración, cinco líneas que cuentan mucho más que una mínima parte de un libro...

“Sólo ella ocupaba sus pensamientos y la distancia fingida y los encuentros furtivos ya no le satisfacían. Insistía en verla más a menudo, arriesgándose cada vez más a que su relación fuera descubierta. Cada minuto que pasaban juntos les unía más. Hacía tiempo que en sus miradas podía descubrirse el desafío y la arrogancia del deseo: una voluntad ciega de ser descubiertos, de que su secreto fuera un escándalo a voces y ya no tuvieran que ocultarse en rincones y desvanes para amarse a tientas.” ...
...de "La Sombra y el Viento"

jueves, agosto 18, 2005

Recuerdos imborrables


En su muñeca el reloj marcaba las 22:15. Perturbado y abatido, llegó a su casa, abrió la puerta, se sacó los zapatos mojados, colgó su piloto en el perchero, se sirvió un vaso de whisky y se sentó. Su esposa e hijos lo miraban preocupados. Estaba distante, confundido y con la respiración entrecortada. Sus ojos miraban sin ver un punto fijo de algún rincón recóndito de la casa. No dijo ni una palabra en toda la cena. Tenía el alma y el corazón hecho pedazos, pero no encontraba el valor ni el coraje para relatar lo que había sucedido hacía apenas un par de horas. Nunca, en sus largos sesenta años, había presenciado una masacre de tal magnitud. Las imágenes aparecían y se repetían constantemente en su cabeza. ¿¡Es que nunca iba a poder quitárselas de encima!? En ese momento le parecía imposible semejante idea. Cansado y ya sin fuerzas, pensó que sería mejor intentar dormir un poco. Sin haber probado bocado, se sirvió otra dosis de alcohol para poder conciliar el sueño y se dirigió a su habitación, no sin antes disculparse con su esposa, que atónita y desconcertada buscaba en sus ojos una explicación, y saludar con un beso en la mejilla a cada uno de sus hijos, que lo siguieron con la mirada hasta que vieron cerrarse la puerta de la habitación. Pero ni en sus sueños pudo deshacerse de la imagen de esa calle teñida de rojo y de aquella mujer de ojos provocativos... aquella hermosa e irresistible mujer, ensangrentada e irreconocible, cuyo cuerpo había hecho pedazos, la última noche que la amó.

viernes, agosto 12, 2005

Te Amo


Te amo por lo que sos, por cómo sos y por 'venir siempre con lo puesto'...
Te amo por ser perfecto, como yo, como nuestra historia y como cada momento juntos...
Te amo por tu ternura, por tu dulzura y tu sencillez...
Te amo por demostrarme tu amor cada segundo...
Te amo por darme mis tiempos y respetarme...
Te amo por preocuparte por mí y hacer hasta lo imposible por verme bien...
Te amo por encontrar siempre la forma de robarme una sonrisa...
Te amo por encontrar siempre la manera de sorprenderme...
Te amo por cada palabra, cada frase, cada texto, relato o canción que leo o escucho de tus labios...
Te amo por hacerme sentir única y por haberle dado sentido a mi vida...
Te amo cuando te tengo cerca y cuando estás lejos...
Te amo cuando estás conmigo y cuando te extraño...
Te amo cuando estoy despierta y cuando duermo...
Te amo cuando estás dormido y cuando recién te despertás...
Te amo cuando hacés chistes y hasta cuando me hacés cosquillas...
Te amo cuando estás cansado...
Te amo cuando estás de buen humor...
Te amo cuando reís...
Te amo cuando llorás...
Te amo cuando te quedás en silencio...
Te amo cuando me susurrás cosas al oído...
Te amo cuando me mirás de reojo y me hacés sonrojar...
Te amo cuando nos tentamos juntos y no podemos disimular...
Te amo cuando te inspirás...
Te amo cuando escribís...
Te amo cuando cantás...
Te amo cuando componés...
Te amo cuando tarareas esas canciones que te transportan a 'tu otro mundo'...
Te amo cuando te compenetrás en cada ensayo...
Te amo cada viernes que pasamos juntos en 'nuestro limbo'...
Te amo cada fin de semana mágico que pasamos viajando de aca para allá para estar juntos...
Te amo cada mañana que amanezco al lado tuyo, esperando tus mensajes o tus ricos mates...
Te amo cada mediaodía esperando que llegues...
Te amo cada tarde de charlas online y miradas cómplices a escondidas...
Te amo cada noche que pasamos hablando horas por teléfono...
Te amo en los encuentros secretos en nuestra plaza testigo...
Te amo en las noches de invierno (que alguna vez fueron mis veranos)...
Te amo en los días nublados y grises...

Te amo en los días lluviosos y también en los que asoma el sol...
Te amo en cada sueño...
Te amo en cada mirada...
Te amo en cada beso...
Te amo en cada caricia...
Te amo en cada abrazo...
Te amo en cada risa y en cada lágrima derramada por vos...

Te amo en cada momento que me haya olvidado de nombrar en mi afán por sorprenderte con este 'regalo o gentileza' (como le decíamos al principio), antes de que llegues...
Te amo en mayúscula, en minúscula, en cursiva o en imprenta... como más te guste...

Simplemente TE AMO... el resto de las palabras están demás...

Palabras


... que voy a olvidar cuando vuelva a perderme en tus ojos...

Hace un tiempo que mis semanas empiezan por el simple motivo de que tarde o temprano va a llegar el viernes.
Hace un tiempo que esa espera se convirtió en el único motor que le da sentido a mis días.
Y hoy no fue la excepción.
Hoy más que nunca enfrenté el día con humor sólo porque mañana es viernes.
Hace un tiempo que creí que jamás lo sentiría pero, aunque suene ilógico, en este momento no quiero que sea mañana.
No tengo fuerzas para afrontar ahora el viernes.
No tengo fuerzas para mirarte a la cara, en silencio, y sentir caer las lágrimas por mis mejillas.
No tengo fuerzas para darte explicaciones tontas de porqué lloro, de nuevo, hoy.
Hoy el te amo se quedó atascado en la garganta y le cuesta escaparse entre mis labios.
Hoy quisiera no pensar en vos y sin embargo no puedo dejar de extrañarte, de soñar tus besos, añorar tus caricias y abrazos que tanta falta me hicieron estos días... y esperar como cada semana que sea viernes otra vez...
pero tus palabras dulces que llevo guardadas siempre conmigo hoy se clavan como espinas, derramando lágrimas de sangre por doquier...
Intenté darme un baño a ver si al mezclarse con el agua las sentía menos (alguna vez me dijeron que eso funcionaba), pero fue peor... y no hizo más que derivar en cataratas de llanto que pinchaban mis ojos como agujas hasta no aguantar más el ardor...
Nose cómo se hace para dejar de llorar, nose si alguna vez encontraré la fórmula o alguien me enseñará a que me olvide de hacerlo...
Nose cómo se hace para no sufrir o para que todo duela un poco menos...
Nose cómo hacer para no amarte cada día más y más, creo que a esta altura es imposible... porque no quiero dejar de amarte... pero tengo miedo.
Miedo porque creí (y no voy a dejar de creer) en palabras que hoy me duelen...
Miedo porque por primera vez desarmé mis defensas y me entregué por completo...
Miedo porque te abrí la puerta de cada rincón de mis secretos y hoy me siento vulnerable en mi desnudez.
No se trata de dejar atrás fantasmas, sino de que siempre los haces volver (en realidad soy yo la que lo hace, como te dije alguna vez suelo tener interpretaciones equivocadas que confunden todo)...
no es tuya la culpa, es sólo que no tengo fuerzas para luchar contra mi punto débil hoy.
Hoy quisiera no poder descubrir las mentiras de tus verdades ni las verdades de tus mentiras, pero a veces no puedo darme ese lujo que alguna vez quise y hoy quisiera dejarlo ir... al menos por un rato.
Entonces no me preguntes si estoy bien o qué me pasa... creo que conocés la respuesta.
Tal vez no entiendas los porqué y no te culpo...te confieso que yo tampoco los entiendo del todo (tal vez por miedo a sentirme tonta si lo hago) pero no me preguntes lo que ya sabés...por favor hoy por lo menos no... dejemos las dudas para mañana...
Porque hoy no tengo fuerzas para contestarte...
porque hoy no quiero enfrentarme cara a cara con mis miedos y tener que agachar la cabeza...
porque hoy no quiero terminar inundada en mi mar de lágrimas que no se cansan de llorar.
Pero no me prometas el mismo cielo que guardabas para otras manos, porque hoy no puedo creerte... y no repitas esas palabras que hoy duelen y sólo suenan a frases hechas que ahora no puedo sentir, pero que seguramente mañana volveré a hacer mias...
Sólo abrazame fuerte para sentirte cerca mio... extrañarte tanto a veces me hace desvariar...
Pero no me fuerces a decir te amo en este momento... porque a veces las palabras también se toman su tiempo para salir...
y aunque no haya motivo ni razón, hoy siento que tengo partido el corazón.

martes, agosto 09, 2005

A 70 km...

la historia era más o menos igual

Era una de las pocas veces que se iba antes que ella... y el saber que iban a encontrarse a las pocas horas, le daba a ese viernes 27 de mayo un aire extraño...
No terminó de traspasar la puerta de vidrio del ascensor que empezaron a sonar mensajitos llenos de dudas... cada respuesta salía casi sin pensar y con miedo...¿por qué tenía que dudar tanto a último momento? ¿no se suponía que era él el que tenía las cosas claras?
No tenía sentido estar ahí mirando su silla vacía...así que, agarró sus cosas, tomó el ascensor, y bajo el cielo gris y nublado (que los acompañaría, desde entonces, todos los viernes) dobló la esquina y comenzó el más eterno regreso a casa en el 152...
La noche, las estrellas, el frío, el otoño y el mismo cielo que miraba él pensándola... la transportaron a otro mundo (quizás al de él)... Nose si pensaba en qué quedaría de esa noche... simplemente, se quedó mirando a través de la ventanilla con su mirada perdida de yo no fui, tratando de recordar cada palabra y cada frase de sus charlas online; cada gesto y cada sonrisa cómplice en el lugar que los vio juntos por primera vez; y la dulzura de sus ojos... nada más... eso alcanzó para sobrellevar el viaje...
Una hora y media después, un baño, una cena rápida y las preguntas habituales de comienzo del fin de semana... “¿qué vas a hacer?”... “uhh yo había arreglado con los chicos... bue, dejá está bien, no te preocupes...pero... ¿con quién salís? ¿quién es?”
-Dejá, no importa, ya te voy a explicar... a parte, ya sabés quien es...
Eran las 10 pm y faltaba lo peor... el lugar ya estaba decidido desde la primera vez que había pisado ese bar... pero llegaba la hora del infaltable ¿qué me pongo? Después de diez idas y venidas, la decisión fue sencilla... se vistió como siempre y sin siquiera perfume (eso no fue parte de una estrategia sino una mala jugada de los nervios, pero en fin)... No había pasado ni una hora...
El resto, fueron las dos horas más largas e inciertas de su vida... ¿y si se arrepentía y no venía? No, no tenía porqué pasar eso... pero ¿no era acaso una posibilidad?
Prendió la tele... nada, nunca hay nada cuando uno necesita engancharse con algo que le haga pasar rápido el tiempo... la radio, menos... la computadora, ni hablar... terminaría atrapada, una vez más, entre los relatos de su blog...no, esa noche no quería eso, esa noche no quería conformarse con palabras dulces salidas de un teclado...
Subió, encontró el cd que juró no mostrarle para evitar la vergüenza más grande de su vida y lo escondió...
El calendario todavía no había cambiado de día y sólo quedaba esperar... ¿y si se perdían? ¿y si no encontraban la calle? La madrugada empezaba a desesperar y sólo se avecinaban preguntas y dudas tontas...
-Cinco horas se pasan rápido-, pensó... nada puede ser tan grave... ¿o sí? La respuesta inmediata fue un sí... Sino no se explicaban los nervios.
Mensajito en el celular y a los pocos minutos las dos bocinas (que se convertirían en un clásico de los viernes)... abrió la puerta, lo miró y a ninguno le salieron más de dos palabras... estaban jugando la última mano...
Tardaron poco en salir, algunas palabras en la parada del colectivo y se bajaron a la vuelta del bar señalado... pero entraron casi una hora y cincuenta cuadras después...
Tal vez caminar bajo el frío, hablar evitando las miradas fijas o el estar quietos en un lugar ayudaba a superar tantos nervios..., hipótesis que quedaron descartadas cuando se sentaron, se miraron a los ojos y las palabras empezaron a fluir con más tranquilidad... Antes de salir llegó la pregunta que esperaba: “¿Cuál de todos mis relatos te gustó más?”. Sabía que en ese momento no iba a poder responderle, pero era el último, en el que la nombraba... ese que la hizo poner colorada en el medio de la oficina (aunque sólo él lo haya notado).
Después de que sutilmente los hayan invitado a irse del bar, tomaron el 60.
-“¿Te pasa algo?”, le preguntó.
-“No, sólo odio este colectivo, paso la mitad de mi vida aca arriba”, le tiró como una piedra. No dijeron una palabra más.
Las diez cuadras fueron mejores, ella le dio más confianza y dejó escapar al miedo... lo único que quería era que se anime a abrazarla de nuevo... esta vez iba a responder...
Llegaron y al entrar al cuarto infantil que desde entonces sería su limbo, lo primero que hicieron fue escuchar ese cd que se había jurado y perjurado no mostrarle.
A Sabina le sucedió Ivan Noble, Los Caballeros de la Quema y cuando sonó Smitten los ojos de él se quedaron atónitos... su mirada se perdió con la música; con esa música que lo trasporta a un mundo del que sólo él es dueño... y ella se quedó recostada al lado suyo, perdida en sus ojos y en el susurro de sus canciones.
Nose quién dio el primer beso, escuché muchas versiones y mi memoria me jugó una mala pasada esta vez... Será que no importa tanto, en el fondo los dos sabían que ninguno se iba a resistir... Las miradas y risas cómplices por las que estaban ahí en ese momento habían vuelto para recordarles que dejen atrás los fantasmas y le abran la puerta a una historia nueva, que en el amor siempre alguien sale herido, pero que esta vez podían ganar los dos... Y se besaron... acababan de jugar su última carta... El resto... el resto es historia conocida.

viernes, agosto 05, 2005

Cicatriz



No me acuerdo bien qué texto sirvió como disparador de lo que sigue... creo que fue uno de Borges, que no me acuerdo y no pude volver a encontrar... pero en fin...

Toda cicatriz representa una historia de vida, buena o mala, triste o alegre, pero que, justamente por el hecho de tener esa marca en el cuerpo, se convierte en una historia o recuerdo imborrable.
Esa noche, con unas cuantas copas encima, un comentario que aun no estoy seguro si sensibilizo u ofendió al inglés, sacó a la luz la historia que guardaba aquella cicatriz que le cruzaba la cara.
No era un hombre de palabra fácil el inglés. Ni fácil ni difícil en realidad. No hablaba con nadie. Pero la referencia a esa marca que lo caracterizó de por vida -y una buena cantidad de alcohol en la sangre- lo llevó a contar esa historia que lo tenía preso de un pasado que nunca se atrevió a contar.
Todavía no sé bien qué es lo que buscaba con su relato. ¿Comprensión? ¿Lástima? Tal vez sólo quería sacarse el peso de haber guardado ese secreto durante tanto tiempo. Me cuesta creer que haya sido realmente un acto de sinceramiento en busca de mi desprecio.
Como sea, su historia sobre la traición de aquel hombre cobarde, del cual no quiso darme siquiera el nombre, no hizo más que enfrentarlo, otra vez, después de tantos años, con la misma cobardía que lo había azotado en ese entonces y que lo llevo a entregar a la única persona que había tenido un acto de bondad con él. El paso del tiempo no lo ayudo siquiera a asimilar y superar aquella situación. Vive a tal punto preso de su engaño que ni en su relato pudo mostrar un poco de coraje y contar el secreto que guarda su horrible cicatriz como realmente fue. Sin mentiras. Sin engaños. No a mí, porque en verdad no me importa su historia, sino a él mismo, que no puede escaparse de ella.
¿Para que iba yo a despreciarlo? ¿Acaso no es suficiente la desesperación de saberse incapaz de escapar a ese pasado que lo atormenta, y que, como si fuera poco, le dejó una marca para que una y otra vez, recuerde su irreparable condición de traidor? Qué mayor desprecio puede haber entonces, que despreciarse a uno mismo.

jueves, agosto 04, 2005

La última mano



¿Es lógico que tenga miedo, no?
Nose en qué mano ni por qué me sumé al juego, pero la desventaja ya era mucha...
y de no ser por una jugada del azar, mis alternativas se reducían a una sola: perder...
Nose por qué el viento, el azar o el destino me acercó tanto a vos,
nose cómo ni cuándo todo empezó a hacerse tan confuso...
De pronto esa sensibilidad distinta, esa forma perfecta de entendernos se tornó confusa y aunque estaba todo "dicho" nunca nada estuvo claro.
Miento, había algo -que por momentos olvidé...aunque no mucho- yo no podía ganar...
Entré demasiado tarde para eso y las cartas buenas ya habían salido... Tuve que aprender a jugar y tropecé con la misma piedra de siempre, esa que hace que mis historias se conviertan en maltratos de amor porque terminan doliendo más de lodebido, porque siempre tardo un segundo más para tomar distancia... cuando las cartas ya están jugadas y el quiero lo tienen otros...
Pero no puedo evitarlo, me gusta correr riesgos y soy adicta a los finales tristes.
Tengo un imán para las historias complicadas y un abono permanente a las lágrimas.
¿Será culpa de esa sensibilidad distinta que me hace pasar de la alegría a la angustia en sólo segundos, en palabras ambiguas que nunca aclaran nada, mezcla de verdad y poesíaque dan lugar a interpretaciones libres que en mi caso siempre son equivocadas?
Es triste decir que no se qué hacer con vos y al instante tener que reconocer que no puedohacer nada... llegué en la última mano y sólo quedaban tres cartas que ya conocés,no tengo nada que esconderte y mucho para darte, pero no es mio este juego... y vos tampoco.
Y aunque tenga todas las de ganar, terminaría perdiendo, o no?
Pero no puedo irme al mazo ahora sin terminar la partida...ya estoy involucrada y no me gusta escaparle a los desafíos... No puedo ganarte mientras se empeñen en recuperarte... no quiero ser causa de tu confusión, aunque tal vez sea tarde para pensar en eso...
Traté de buscarle la interpretación más inocente a un juego que se me fue de las manos, porque en verdad, nunca llegué a dominarlo...
Hoy ya no puedo vivir de palabras no dichas... es hora de pensar un poquito en mi y escaparme justo ese minuto antes de empezar a quererte...pero nunca lo hago a tiempo y todo se vuelve tan raro que lo perfecto empieza a asustar...
Tu sonrisa ya no está tan tocada por mí, ni tus ojos incendiados por mis miradas... porque, aunque tal vez te los robé una noche, nunca fueron mios...ni lo serán, porque ni siquiera podes mirarme.
Las cartas no están a mi favor esta vez y lamento confesarte un secreto: nunca pude aprender a jugar...nunca supe cómo actuar ni a dónde pretendía llegar... Sólo se que no tengo fuerzas para seguir el camino, decís que estoy en el limbo, puede ser...hoy la incertidumbre inunda mi cabeza, mis sentimientos y mis actos...
No quiero ser ladrón de finales felices... prefiero ser el recuerdo de un incendio que iluminó tus ojos al menos por un rato...
Pero la mano no terminó y no voy a negarte que tengo la esperanza de que te dejes perder...de no ser por eso ya habría puesto punto final y tal vez entregado esto como la última gentileza...
Pero no puedo, necesito llegar al final, chocarme contra la pared que está tan marcada de huellas de errores pasados...y volver a caer por culpa de esa piedra que no se apartade mi camino ¿acaso estará esperando que la aprenda a esquivar? Tal vez...
Juguemos esta mano y ya... prefiero terminar con esto cuanto antes...y si el azar otra vez no está de mi lado sólo me queda esperar la posibilidad de que juegues a mi favor, incendiado en esa mirada celeste de yo no fui que alguna vez, entre risas de bar, supo tocar tus ojos ciegos y robarte una sonrisa cómplice que seguramente extrañaré...nunca tanto como ayer.

Sólo una cosa más: gracias por dejarte perder, gracias por jugar las cartas a mi favor, gracias por caminar conmigo, ayudarme a esquivar esa piedra y hacerme tan feliz...

martes, agosto 02, 2005

...


No fue ni el primero ni el último que escribí... mucho menos el más importante...pero es lo que había en el momento en que por una de esas raras razones del destino, dejé que alguien leyera lo que escribía... y su opinión (bueno o mala...eso me lo guardo para mí) fue más importante de lo que pensé (y de lo que pensás)... tal vez sino nunca hubiera existido ni el intento de esto...


¿Obsesión? Tal vez capricho. Quizá sea que te tengo demasiado cerca; pero en verdad no te tengo. Nunca te tuve. Tampoco lo quise... hasta hoy que te siento lejos. No entiendo muy bien qué está pasando...creo que nunca llegué a entenderte, hasta ese día en que entendí lo único que hubiera deseado no entender. Entonces fue imposible olvidarte. Incluso odiarte. Y descubrí que en el fondo me dolía perder esta vez. No fue como siempre. En general se cuando corro con desventaja y aunque la caída duele igual, uno la espera... No me di cuenta esta vez. Y fue como un puñal clavado de golpe, hasta el fondo, en el punto justo donde se corta la respiración y te sentís morir un poco. Aguanté las lágrimas; no mucho, es verdad, pero lo suficiente para que no las veas. No por presumir que me daba igual, que no me interesaba... pero no era lógico que llore por vos. Por eso no dije ni una palabra, ni un comentario; sólo te escuchaba... No habría resistido sino... y mis ojos no tardarían en humedecer. Fue inevitable. Te fuiste pensando quien sabe qué -o en quién-, y una sola lágrima fue como el puntapié inicial. Tal vez nunca te enteres, pero volví llorando esa noche. No tenía sentido evitarlo, no existía esa posibilidad. Así pasó otro día, y mil noches. Las lágrimas pasaron pero la tristeza me ganó una vez más. Por ahora pude levantarme, me quiebro fácilmente pero no me dejo vencer con facilidad. Tengo orgullo pero poca fuerza. Y eso no ayuda para llegar de pie al último round.